Nuestros tratamientos tienen como objetivo mejorar conductas socialmente significativas con el fin de favorecer la calidad de vida de los niños y su inserción a entornos sociales naturalizados.
La modalidad y las características de los programas se diseñan de manera individualizada, en función de las necesidades de cada niño y su familia.
Todas las intervenciones cuentan con un respaldo científico en relación a su eficacia.
El programa intensivo es el tipo de programa indicado para niños con TEA, de acuerdo a lo demostrado en numerosos estudios de investigación científica. Se estipula una carga horaria de entre 20 y 40 horas semanales, y un programa de formación familiar que consista en un 20% de las horas de trabajo como mínimo.
Este programa está destinado para niños con dificultades en el desarrollo, aprendizaje y/o comportamiento (Sd. de Down, ADHD, Trastornos del Lenguaje, Hipoacusia, etc.), que por sus características particulares se benefician de un abordaje basado en ABA, pero no requieren de un programa intensivo. Se estipula una carga horaria de entre 8 y 20 horas semanales.
Este programa está destinado a familias que viven fuera de CABA y el Gran Buenos Aires.
Los padres del niño forman un equipo local de profesionales y/o voluntarios para trabajar con el niño. Se asigna un Supervisor quien viaja al domicilio del niño a capacitar al equipo local. Esta capacitación se realiza a través de un taller de trabajo de dos días de duración.
El equipo local y la familia llevan a cabo el plan de intervención estipulado por el Supervisor, quien monitorea el trabajo vía mail/ videoconferencia y viajará al domicilio del niño de manera mensual o bimestral.
Los procedimientos conductuales están centrados en la motivación y en el uso de reforzadores positivos y tienen como objetivo aumentar la frecuencia y calidad de conductas en déficit (ej.: habilidades de autonomía, lenguaje), enseñar nuevos repertorios de comportamiento y disminuir conductas que se encuentran en exceso (ej.: agresiones, auto-estimulaciones). Ver ABA.
La intervención se lleva a cabo en el hogar de los niños, permitiendo trabajar directamente en el espacio donde ellos necesitan poner en práctica las habilidades aprendidas, y a la vez favoreciendo la involucración de familiares y figuras de crianza.
En caso de ser necesario, se programan intervenciones específicas en diferentes espacios de la comunidad.
La edad ideal de inicio es tan pronto como se presente el diagnóstico.
La historia del niño y de su familia establece patrones conductuales que son más difíciles de modificar cuanto más tardío es el inicio del tratamiento, derivando en un pronóstico más desfavorable. Por otra parte, a medida que el niño crece, la diferencia con respecto a sus iguales se acrecienta, disminuyendo las posibilidades de una integración social y escolar.
No obstante, es importante aclarar que inicios más tardíos no son incompatibles con mejoras substanciales, y que en esos casos una intervención conductual puede mejorar de forma significativa la calidad de vida de una persona y de su familia.
En la medida que la sintomatología es tan variada e individualizada para cada niño, su tratamiento debe ser diseñado de forma específica teniendo en cuenta de sus fortalezas, dificultades y perfil de aprendizaje. Las sesiones de estos programas se llevan a cabo en un formato uno a uno.
El hecho de que nuestra conducta se ve afectada por el ambiente y las consecuencias que recibe del mismo es algo que está fuera de discusión. Asimismo, el comportamiento del niño en tratamiento se ve afectado por el entorno no sólo durante las sesiones sino también fuera de ellas. Es por esto que, para posibilitar el impacto de la intervención, se establecen programas de carga horaria intensiva. A la vez se trabaja junto a la familia para transformar la casa y los contextos más inmediatos del niño en un ambiente educativo, como lo haríamos con todos los niños de desarrollo típico.
De esta manera podremos:
Los padres son los verdaderos expertos en el niño con el que trabajamos y son las figuras más importantes en su crianza. Su involucración es una condición fundamental para garantizar la eficacia de la intervención. Por esto se diseñan programas personalizados para que puedan adquirir herramientas e implementar estrategias que les permitan enseñar a su hijo de la forma en la que se vea más beneficiado.
El plan de trabajo abarca todas las áreas del desarrollo, evaluando y diseñando programas de enseñanza sobre habilidades de comunicación y lenguaje, cognitivas, de autovalimiento, socialización, juego y motricidad.
Dentro de cada área se estipulan objetivos concretos y se diseña una intervención específica que abarque el trabajo tanto en las sesiones individuales, como en la escuela y el hogar, estableciendo criterios de logro que permitan ajustar los procedimientos a medida que sea necesario.
Se realiza una evaluación estandarizada inicial y posteriores evaluaciones de seguimiento en base a la cuales se diseña y se ajusta el plan de trabajo individualizado.
Se conforma un equipo de terapeutas para trabajar con el niño según la carga y distribución horaria estipulada en cada caso. Todos los terapeutas llevan a cabo la programación establecida por el Supervisor, que abarca habilidades de diferentes áreas del desarrollo, y un enfoque general conductual individualizado.
El equipo cuenta con un Supervisor cualificado que dirige el tratamiento del niño, estipula los objetivos a trabajar y junto con el Coordinador programa las intervenciones específicas. Realiza un seguimiento mensual del tratamiento, y supervisa el trabajo individual, la integración escolar y el programa de formación a padres.
El Coordinador observa de manera semanal las sesiones terapéuticas del niño. Tiene como objetivo transmitir al equipo terapéutico lo estipulado en las reuniones de Supervisión, capacitarlos en la aplicación de las pautas específicas, evaluar la evolución de los programas, y detectar información clínica relevante en el desarrollo del niño, garantizando la eficacia de la intervención.
Se trata de reuniones de equipo quincenales dirigidas por el Coordinador en las que: se evalúan los aprendizajes del niño en las diferentes áreas trabajadas, se estipulan nuevos objetivos concretos para la próxima quincena, y se trabaja con el niño a fin de ajustar las intervenciones y garantizar una aplicación consistente por parte de todos los terapeutas.
Los padres realizan sesiones de formación en las que trabajan con su hijo junto a un terapeuta sobre objetivos específicos, acompañándolos con la formación necesaria, la práctica supervisada y un seguimiento que facilite que tengan éxito en la intervención.
Cuando el niño concurre a la escuela, es asistido por un acompañante formado en el Análisis Aplicado del Comportamiento quien participa de las Sesiones Clínicas quincenales, aplica las intervenciones relacionadas al enfoque clínico general, y trabaja sobre objetivos individualizados dentro del entorno escolar.
Contamos con un espacio terapéutico a cargo de psicólogos especializados ideado para brindar apoyo a la familia en su totalidad, entendiendo que la intervención con el niño impacta tanto en él como en todo su núcleo familiar.
Dicho servicio pretende cumplir con la doble función de, por un lado, ayudar a ajustar el tratamiento al estilo particular de su familia y al momento vital que la misma se encuentra atravesando, y por otro, dar apoyo y sostén emocional a la familia tanto en el comienzo del tratamiento como a lo largo del mismo, según se considere que pueda ser de utilidad.
Ingrese los datos solicitados y responde lo más detalladamente posible cada pregunta.
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